Como todos los años, renace la ilusión celeste: Comienza la justa del interior

Ya no es lo mismo que hace un par de años atrás. Nada es igual, ni siquiera el entusiasmo de los aficionados, de la prensa deportiva y hasta de los propios jugadores, pero no deja de ser una gran vidriera.
Se trata de la justa deportiva del interior por excelente, la que un día llevó a que Kelby Oroná fuera considerado el mejor jugador del interior y se fuera a Cerro de Montevideo y no siguió su carrera profesional porque tenía otros objetivos.
Pero también es la misma que muestra jugadores que luego vemos en la selección uruguaya y jugando campeonatos mundiales.
No es lo mismo que cuando se jugaba por Confederaciones, con organización interna de cada una de ellas y luchábamos por ser los mejores del Norte, del Noreste y hasta del Litoral, todos campeonatos que nuestra gloriosa celeste los tuvo al por mayor.
Hubo momentos que el certamen regional era mucho, pero mucho más importante que el nacional, que comenzaba después con la participación de los campeones zonales.
Porque para Rivera era más importante ganarle a Tacuarembó en el Norte o en el Noreste que derrotar a Florida en la final del Campeonato del Interior.
Eran otros tiempos, en el que jugaba solamente un equipo por departamento donde no se le cobraba a las selecciones por participar.

Hoy todo es mercantilismo, hoy se pretende recaudar por todos los medios, se inscriben Sectores y si no lo hacen se les otorga plazos especiales para que reconsideren.
Hoy no se puede jugar con deudas pero sabemos muy bien que a pesar de la Circular que dice que todos están al día, no es verdad porque si así lo fuera no sería necesario pagar para jugar.
Los costos son cada vez más elevados, las ayudas económicas cada vez más menguadas y las imposiciones de la Organización del Fútbol del Interior son cada vez mayores.
Pero, aun así, todos los años renace la esperanza de volver a ver a la selección que nos representa en lo más alto del podio.
Hoy se lucha por estar en la Galería de los Campeones, una placa que recodará de por vida el título que se obtenga.
Comienza una nueva justa deportiva ante los rivales de siempre, los de esta zona, con quienes ya estamos acostumbrados a jugar y hasta tenemos conocidos y amigos en cada una de las selecciones rivales que van por nuestro mismo objetivo pero que solamente uno lo va a alcanzar.
La idea es llegar a ser los mejores, como en el ‘67, en el ‘71 o en el ‘84, pero también como cada vez que éramos los campeones del Norte, las doce veces campeones del Norte, la vez que nos consagramos campeones del verdadero Litoral o hasta ya nos estamos conformando con la campaña del 2006 cuando perdimos la final ante Colonia y fue la última vez que tuvimos en el podio con un segundo lugar.
Renace la ilusión celeste y, tanto juveniles como mayores, comienzan a alentar la esperanza.

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