La postergación del tercer encuentro final no ha hecho otra cosa que aumentar la enorme expectativa que hay en relación a conocer al campeón de la presente temporada.
Mucho más si tenemos en cuenta que se trata de un titulo que permanece acéfalo al no haber finalizado el campeonato del año pasado.
La realidad nos muestra a dos equipos que antes de las finales disputadas no aparecían como los grandes favoritos para jugarlas, sin embargo en estas dos últimas semanas y mucho más después del último partido jugado, han hecho los méritos más que suficientes para ser considerados los verdaderos mejores equipos de la temporada.
Ha quedado claro que no hay favoritos, lo han demostrado los dos últimos encuentros.
En el primero Cuñapirú lo ganaba y hasta pensó que el triunfo estaba asegurado pero Sarandí se repuso y logró el empate.
En el segundo el verdiblanco lo ganaba y creyó que ya era el campeón cuando llegó el empate del tricolor militar.
Pero lo de esta noche es diferente, no habrá cuidados especiales, no habrá especulaciones con el resultado y tendrá que haber un ganador.
Hay situaciones que no pueden ser omitidas en el análisis del partido de esta noche, recordar que en el primer partido Sarandí no pudo contar con Ricardo Acevedo, en el segundo el que tuvo una baja fue el tricolor militar, Álvaro Amado y ahora no puede jugar Raúl Casadei.
Casadei es importante para el equipo de Enrique de Bellis y es obvio que lo va a extrañar y que su movilidad en el ataque será una baja muy importante, tanto como la de Amado la semana pasada y la del sobrino de Raúl en el primer cotejo.
Lo que resta es invitar a los aficionados riverenses con la seguridad que luego de lo que vimos el pasado miércoles, estamos seguros de ofrecer un gran espectáculo y, por si sólo ello fuera poco, al finalizar la disputa de ese cotejo uno de ellos se llevará el trofeo.
