Osmar Santos, es referente ineludible al hablar de la historia de los riverenses, por su rol protagónico en las artes plásticas, desde la docencia, desde su empecinada lucha por un museo para su pueblo, desde su amor al terruño natal.
Como es habitual en él la charla es mansa, sin sobresaltos, se transforma casi, casi en una reflexión: “Nuestra ciudad, al menos desde los años ‘50, se destacó a nivel nacional en las artes plásticas.
Ello fue el resultado de la tarea de muchos intelectuales u artistas que pasaron por acá. Por ejemplo en la década del ‘30 con la fundación del Ateneo de Rivera, con aquellos grandes de nuestra intelectualidad como Agustín R. Bisio, María Luisa Larena u Olintho María Simoes, gente que sentó los cimientos de la cultura riverense.
En la época no se enseñaba pintura, cerámica, escultura o dibujo, salvo en liceo o UTU, pero como talleres no existía. Sin embargo un pintor y docente, Tel Ramis, oriundo de Montevideo, reunía a las personas en su taller y fue formando un lindo ambiente pues además era un cultor del canto lírico, por lo que fue un poco el aglutinador en la época, de la vida cultural del pueblo.
En 1951 llegó a nuestra ciudad un austriaco, Rodolfo Seinwells, que venía disparando del genocidio nazi, quien fundó la Escuela de Arte Pictórico de Rivera, de la cual tuve el privilegio de ser alumno. A partir de ahí no paró más, a pesar que Rodolfo se vuelve a su patria en 1955, pero las bases estaban echadas.
Por entonces se rehizo aquella escuela mediante la formación de una comisión integrada por referentes de la comunidad, los que fundan la Escuela Taller de Artes Plásticas. Olintho María Simoes fue su presidente hasta su fallecimiento.
Esto se transformó en un verdadero semillero de plásticos. No olvidemos de Osvaldo Leites, Nelson Leites, Ruben Quepfert, que ya había empezado con Rodolfo, Cleber Lara y muchos otros más, Se trata de un fenómeno interesante porque más de una vez nos han preguntado cual es el misterio para que Rivera tenga tantos plásticos destacados e indudablemente siguen surgiendo valores.
En toda ciudad de porte comercial, como es la nuestra, parece que la balanza tiende a inclinarse, en el buen sentido de la palabra hacia lo material y que lo cultural se deja un poco de lado. Entonces las artes plásticas, junto a otras manifestaciones culturales han servido equilibrar un poco esa situación”, finalizó.
