(Por Ariel Rodríguez) Dicen que las maciegas o las “macegas” como las conocemos en la frontera son un conjunto de yuyos fuerte, resistente, incluso a las situaciones más extremas, sean sequías o inundaciones. Conjunto de yuyos que se mantiene unido. Claro que las delicadas praderas no suelen tener contacto con esas rústicas maciegas, pero ellas siempre están ahí.
Como aquel conjunto de yuyos, el grupo Maciegas se ha hecho resistente las adversidades y por el puro gusto nomás de seguir cantando, para no arrear banderas, en setiembre vuelve a transitar los escenarios de todo el país. Con la humildad, con el respeto y cariño hacia su gente de siempre. Al fin de cuentas son más de treinta años empuñando las armas del amor, la dignidad, la amistad, la de verdad, la que no claudica.
Después de todo son más de treinta años de ir construyendo paso a paso, poco a poco cada logro, para ir subiendo de a uno los peldaños. Mucho costó aquel primer tímido trabajo “De cara a la vida”, pero cuanto valió, cuanto significó. Y cuanto valor tuvo lo que vino después, los “Charrúas de Oro”, el “Marco de Oro”, premios y reconocimientos por todas partes, pero esencialmente el aplauso cálido de su público ese ha sido siempre su mejor premio.
Lejos quedaron aquellos años de finales de los ‘70 allá por el “Residentes de Rivera”. Los jóvenes de entonces ya peinamos escasas canas, pero a pesar de los golpes de la vida, de sus entramados, de sus idas y venidas, seguimos convencidos que aún hay lugar para enhebrar nuevos sueños, para mantener altas las banderas del amor, la paz o la justicia, por que vale la pena y Maciegas ha sido la herramienta que un día inventamos para que ellas se mantuvieran firmes en el alma de cada uno.
Maciegas, somos muchos más de quienes en algún momento subimos al escenario como sus integrantes, somos aquellos del principio. Por eso la idea es alcanzar nuevas formas, encontrándonos con nuestros propios fantasmas, allá en el origen, en nuestro Residentes. En donde aprendimos a decir y soñar tanto, en donde nos fuimos haciendo camino al andar. Por allí andaremos los que queremos seguir andando, sin resentimientos, quizás con un dejo de amargura, pero con la certeza de no traicionar ese destino que nosotros mismos nos trazamos
En setiembre nos reencontraremos muchos. De los del escenario, del principio, allí andaremos con Darío Rosado y ya seremos con Roberto, tres de aquellos “Maciegos”, pero también andarán por allí el Cuña, Ana Elvira, Sylvia, “Buco”, Elsa, la otra Silvia y también nuestros fantasmas, los de nuestros recuerdos, aquellos que son sólo nuestros y llevamos en el alma.
Nos golpearán los pasos chiquitos de Secundina, que estoy seguro nos va a rezongar y creo que Ernesto estirará una mano para servirnos un Whisky y Guevara nos traerá un disco sin disco y volveremos a soñar y a cantar y a decir poesías y a a llevar el canto de Maciegas a todos los rincones del país.