Colonizado (informe sobre mí mismo)

I

Si, hoy fui colonizado. Hoy en el Día Internacional del Teatro (27 de marzo) inicié a escribir este seudo informe. Dicen muchos que no hay casualidades sino causalidad. Bueno, en parte estoy de acuerdo. Decía que fui colonizado. Estoy colonizado. Vivo en Colón, maravilloso barrio del noroeste montevideano. También me colonizó el amor. Un amor de hace 35 años atrás, vivido en los tiempos del cura Bruno Zamberlan y del grupo de jóvenes del Centro Don Bosco (Salesianos).
Tiempos de dictadura, tiempos de amigos reunidos en torno a una guitarra para cantar a Sui Generis o ponerle oído a los cassetes subversivos de Los Olimareños, Zitarrosa, o a los discursos del general Seregni. Tiempos del liceo Zona Este y del mayor retirado Bertrín que nos enviaba de vuelta a casa, si el pelo del varón tocaba el cuello de la camisa; y de las gurisas (escándalo) que osaban vestir la pollera por encima de la rodilla.
Tiempos de teatro, con doña Estela Pagola y las puestas en escena del dramaturgo Florencio Sánchez: “La Gringa”, “En Familia” y “Mi hijo del doctor”, en el teatro comunitario del Salesiano en donde estrené subiéndome a las tablas del escenario. Por esos tiempos nos cruzamos con Teia, cruce de miradas, inocentes (aunque no tanto). En verdad todo empezó con la invitación de la profesora Carmen Andrés, quien también coordinaba el grupo de jóvenes Nazareth en la parroquia de la Inmaculada.
Hoy en el Día Internacional del Teatro, el teatro nos volvió a unir con Teia. Ella me contó, hace unos días atrás, que estuvo por un “tris” en ser la Draculina a quien yo (en el personaje del conde Drácula) debía seducir y besar (técnicamente, ¡ops!) en una fiesta en el club Uruguay que marcó época.
La idea era la siguiente: un numeroso grupo de gurises y gurisas desfilaban en procesión por Sarandí saliendo de la catedral vestidos con capuchas negras y antorchas y llevando un cajón de difunto, donde el difunto era yo (caracterizado como el susodicho conde). Teia, entonces había sido nominada como “novia” de Drácula… aunque llegado el momento de la dramatización y por decisión de algunos, fue relegada como ayudante de la producción del evento (¡uy los celos!).
En aquel entonces, el encuentro no aconteció. Luego vino alguna otra breve coincidencia, como el sucedido en el Teatro Municipal donde cruzamos parcas palabras, …y eso sucedía antes de cumplir nuestros cuarenta pirulos.
Hoy estamos enamorados y viviendo en Colón con su hermosa hija. Lo dicho. Colonizado. De cuerpo, alma y corazón colonizado.

II

Me voy de Riveramento (irse no es exilio, ausencia no es deserción, irse es quedarse de otra manera). Así me voy con algo de pena y algo de gloria. Pero feliz. Pasé los mejores momentos de mi vida en la frontera que nunca fue de la paz, creo más bien, que es de la guerra, de esa guerra sorda contra lo innovador, lo creativo y creador, lo subversivo, lo transgresor, lo estético y ético diferente y diferenciado. El grupo Taller Teatro Independiente de Riveramento, la Aldea Nómade, La Ceiba, Anahi Tatuajes, La Tribu, el Atelier Praticando Arte, los diversos Foros de Cultura Identidad y Memoria Riveramento, en la plaza Internacional y alrededores, las obras de teatro, los eventos performáticos, fueron acontecimientos que buscaron ensanchar los límites de lo posible, en una frontera donde el consumismo y la vetusta tradición reinan.
Los trabajos realizados con las prostitutas de la Plaza Internacional, con los reclusos y reclusas de la Cárcel Departamental, con los adolescentes del INAU, del asentamiento del Cerro dos Munhoz del Movimiento Sin Tierra de Brasil. También en los liceos, en las escuelas, con los usuarios esquizofrénicos del Taller de Rehabilitación Psicosocial del hospital departamental, quienes fundaron el grupo “Ñatas Alegres”, en fin… hay demasiado por reseñar en este tiempo que nos tocó transitar.
De los amorosos amigos y compinches de los elencos teatrales, de la gente de los tambores, de la música (en especial del punk rock), de la ecología, del trabajo social, de la educación, de de los artistas. Los escritores y sus variados talleres, los pinta muros poéticos, los conductores de radios comunitarias, los periodistas que nos dieron espacio para promover nuestras celebraciones del arte y la cultura, los programadores de los medios de comunicación de la TV y de la prensa local y regional. Y claro está, Diario NORTE, en la vanguardia.
Pero como suele suceder, al igual que con Jano diosa bifronte de la mitología griega, el rostro tenebroso de la cultura esconde lo que huele mal (“algo huele mal en el reino de Dinamarca”, sentenciaba Hamlet). Podrido. Demasiado maduro por dejarse morirse en la planta del árbol frutal. La cultura no fructifica, se pudre antes de dar frutos. Los gestores culturales (¿dónde?) de las intendencias y prefeituras, que en su rotunda mayoría ocupan y cobran por cargos que ejercen ineficazmente, pintados al óleo, sin lucidez, sin ideas, sin presupuesto, mediocrizados por los políticos mediocres que los apadrinan, infructuosos por la falta de políticas culturales integradoras e integradas con Livramento y entre los barrios de Rivera, infructuosos sin corredores culturales regionales y mucho menos nacionales. Infructuosos en las planificaciones de políticas culturales de eventos, por lo tanto eventuales y sin embasamiento, sin ideas y sin pensamiento sobre qué tipo de cultura(s) queremos en el largo plazo.
Frutales son las iniciativas de algunos (pocos) trabajadores de la cultura que desde el estado o desde la sociedad civil, como bombitas de luz iluminan en mucho a la frontera.
Nunca esperamos nada sino de nosotros mismos, y en la senda de Artigas, aportamos a la cultura y al arte riveramentense con lo que teníamos de luz propia. Si fue mucho o poco no lo sabemos. La historia se encargará de ubicarnos en algún sitio. La historia oficial, seguro, que nos pondrá en el arenal del olvido, en la oscuridad del sótano; en tanto, la otra, la escrita desde el recuerdo y la memoria de la gente, tal vez nos coloque cerca de algún ventanal y próxima de algún rayo solar).

III

Lo dicho. Estoy de partida. Mi alma se adelantó hace algún tiempo. Cuando intenté (sin éxito) clamar en el desierto. No hay rencor, ni odio, ni rabia, ni frustración, ni siquiera resentimiento. Esos sentimientos se los regalo a los que nos quisieron dejar sin luz, sin vida, sin trabajo.
Ni acá ni allá, ni en Riveramento ni en Colón nos ganará el re-sentimiento. La mentalidad bovina fronteriza no se instalará en ninguno de los proyectos que estamos asumiendo en estos meses.
Les dejamos el cariño, el saludo cordial (etimológicamente significa de corazón) a nuestros más queridos amigos, artistas, compañeros, compinches, trabajadores de la cultura, empresarios, colaboradores, quienes nos acompañaron en estas aventuradas décadas de transición hacia el nuevo milenio (a partir del año 1996 cuando venía de trabajar con Augusto Boal y Amir Haddad, dos grandes del teatro mundial, en Río de Janeiro) hasta este mes, marzo del 2014, y en las inmediaciones del día del teatro.
Andaremos en la vuelta, claro está. Pero este último acto (este último informe) lo cierro con un mutis general. Ahora el telón rojo se volverá a levantar cercano al mar. Colón. Colonizado.
Diario NORTE: