Telarañas del Poder

Hace unos meses atrás entré en contacto con Wilson A. Faval, me llamó la atención el firme y delicado estilo literario con el cual se expresaba en redes sociales. Dialogamos y me contó algo de sus aventuras y desventuras vividas en el norte de Brasil, en el Amazonas y en otros lugares de América Latina. Me contó de sus dos libros: “Catarsis” (cuentos y poemas) y “Telarañas del Poder” (relato autobiográfico) su último libro, parido en marzo de este año por la editorial Rumbo. En una cordial entrevista por internet, pude acercarme algo más a Wilson y a su último y asombroso libro.
– Wilson, ¿cuándo empezaste a escribir “Telarañas del Poder”?
– Telarañas surge desde el primer día que asumí un cargo público social y político en Brasil.
– ¿Por qué el titulo?
– El titulo original no era ese, era: “Muertes Matadas o Simple Coincidencia”, pero se direccionaba a hechos determinados y dejaba de incluir a otros importantes, y el titulo debe ser síntesis y sorpresa.
– ¿Cómo fue el proceso de creación del texto?
– Fue escrito y reescrito durante muchas instancias, a cada suceso o insuceso surgido que lo valorizaba como importante para la gente. El texto, como más de 200 textos escritos, estaba pronto, pero cuando resolví editarlo conté con el apoyo de Gabriela, mi hija, a la que le pedí investigar y confirmar informaciones, ella vive en el Amazonas, ella es pedagoga, especialista en sexología, la tapa partió de una idea mía y el diseño fue de ella.
– Es un texto que tiene mucho de autobiográfico, donde anuncias y denuncias situaciones de lucha, de esperanza y de barbarie. ¿Desde lo afectivo y efectivo, cuál fue tu principal objetivo con la edición de este libro?
– Primero enmarcar hechos, segundo demostrar que los hechos políticos no son del momento y si son endémicos, tercero que hay hechos sociales y políticos que viene desde la propia colonización como son la corrupción, el “gobierno paralelo constante del coronelismo sucesorio de padres a hijos”, los acuerdos que estos realizan por fuera del pueblo y sus electos políticamente, que a estos sectores lo que menos les importa es la vida y el medio ambiente. Es autobiográfico porque sin ello quedaba muy novelesco y yo lo había vivido así, el libro quiere contribuir a demostrar que si no se erradica ese poder paralelo es imposible reconstruir al gigante Brasil, por último, que la influencia del exterior a lo que menos le interesa es tener a una gran nación brasileña competente.
– El Amazonas es un mundo extraño a nuestra pleni-llanura, a nuestro pampa. ¿Cómo te resultó -un uruguayo fronterizo (nacido en Artigas)- enfrentarse a ese otro mundo y sus gentes, de plena exuberancia?
– Bueno, yo no fui a hacer lo que hice, fui como empresario de la fabricación de casas prefabricadas junto a mi hermano que era ingeniero de la Companhia Vale do Rio Doce. Era casado con una arquitecta paulista vinculada familiarmente a los Maluf, la que vació las cuentas de la empresa en un momento de éxito, dejándonos en la calle. Fue fortuito y tal vez no tanto, vivíamos en un área de seguridad en la época. Increíblemente, mi precaria formación intelectual fue ampliamente superada por la cultura general que se brindaba en Uruguay y la base de la maestra que tuve en 4º, 5º y 6º año de escuela. La Amazonia estaba en mi mira junto a otros compañeros del Liceo Miranda, pero no se pudo cumplir por la intervención de mi madre. En 1981 agotado por la persecución gremial y política con más de 10 traslados constantes en el banco que trabajaba, en dictadura y la invitación de mi hermano me llevaron hacia el destino de juntarme con la Amazonia Legal, y su gente justo en la más increíble emigración en busca de trabajo y tierra que me sostuvo en sus brazos, carente yo, de amparo social. Yo conocía la importancia de lo social y aprendí desde los primeros años con mis padres la solidaridad y justicia, después en los sindicatos de FUECI y AEBU.
– La edición tiene un diseño de arte en la tapa muy sugestivo, y como acápite la frase de uno de los más grandes novelistas bahianos contemporáneos, Jorge Amado. Aparte de Amado, ¿quiénes son tus con-fluencias (por no decir influencias) literarias y culturales?
– La tapa la sugirió el nombre del libro y su terrible enmarañado tejido justamente en la Amazonia. De esto no se puede eximir a todos los estados brasileros, a sus “políticos”, a su burguesía “coronelística”, pero olvidar los intereses externos es un delito, empresas que lo tejen en toda América Latina y responden a intereses imperiales corrompiendo sus cimientos para mantenerlo esclavo. A Jorge Amado lo conocí en Feira de Santana, tomar su frase y opinión respaldaba mi manera de ver, pero con mucho más fuerza y opinión. En su tapa una frase que previene e informa lo que se viene (La frase: “Mas traicionera que la política, solo la justicia. Por eso andan siempre juntas, de la mano.” Jorge Amado). Mi vida intelectual pasa por toda la diversidad de escritores y opiniones, nunca dejaría de leer a un adversario ideológico porque perdería la posibilidad de enriquecer mi crítica y fundamentar su error.
– En esta frontera Riveramento, haces parte del taller literario “Brindis Agreste”, que aparentemente está en una pausa por la no renovación del contrato del profesor Raphael Ficher (quien además es el prologuista de “Telarañas del Poder”), por parte de la IDR, ¿cómo ha sido tu vuelta a nuestra frontera polifónica y pandémica, y a sus (cada vez menos) burbujas culturales y literarias?
– Yo cuando volví definitivamente a mi Uruguay tuve siempre en la mira a Rivera, viví 12 años en Minas De Corrales un pueblo que amo y que forma parte de mi escuela como luchador social, gremial y político. En Rivera compre una casa en la Cuaró, mis hijos aman ese barrio. Yo caí en los brazos del Taller Literario orientado por Raphael Ficher gracias a una Integrante Karla, ella me vinculo y fue de una enorme importancia. El Taller fue un instrumento de combate al confinamiento, al frenarlo la IMR, por uno o dos sueldos mensuales, se asemeja a no proveer de alimentos a las ollas o no fortalecer a los comedores, si no alimentas al cuerpo ni al espíritu, forjas violencia. Nunca tuve rencor ni ánimo de venganza, los hombres debemos saber que va por dentro de cada uno, su verdadero juez: la conciencia. El mismo sargento del ejército que me vendó y me trajo detenido al cuartel cuando del golpe de estado, y al que le di pan de mis hijos para que comieran sus efectivos. Cuando me liberaron vino a saludarme y después nos abrazamos en el estadio en la final Rivera-Tacuarembó frente a todos sus jefes, él era el juez del partido y yo trabajaba para Cabrerita con reportajes desde el campo. La vida es así. Si no queremos al ser humano, como respetaremos a la naturaleza.

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