O Capa Preta: Sátiro fronterizo

Se lo ha visto por el Cerro do Registro, Mandubí, La Virgencita… Se viste con una capa negra, una mascarilla negra (le teme al COVID) y unos abisales ojos negros. Dicen que “salta como uma araña pe los techo das casa”. Dicen que se propasa con las mujeres solas, desprevenidas o distraídas. Me comentaron que lo vieron, y que era “jodido homão”. Es más popular que la Jusara. Parece que hay gente que se anda juntando para darle una buena “soba” de palos, si por ahí se lo llegan a cruzar.
Cuando niño recuerdo que mi abuela, me advertía de no salir a jugar a fuera de la casa después de las 7 de la tarde a riesgo de escuchar el rezongo: “Oiiiiaaa que o Capa Preta vem te pegá!”.
Los “capa preta” son los “sátiros” de la civilización griega clásica. La mitología griega de esa época era dueña de frondosa imaginación (explicando la realidad a través de personajes y mitos) Los griegos son los “inventores” de estos extravagantes y “safados” seres.
Dicen que los sátiros descendían del dios Dionisio, eran espíritus elementales de los bosques y las montañas (se escondían en las grutas, salían a correr y saltar asustando y burlándose de aquellos que cruzaran por sus reinos).
Mamados por unanimidad, bailaban de forma grotesca en las fiestas orgiásticas en honor al dios del vino, Dionisio o Baco (para los romanos). Eran feos, ¡muuuy feos! Su aspecto participaba del mono y del macho cabrío: “frente deprimida, nariz aplastada, orejas en punta, cuerpo cubierto de pelos y patas y cola de cabra. En la frente apuntaban dos pequeños cuernos”. Eran temidos por los viajeros y leñadores que debían cruzar por los bosques. Pero también tenían atributos artísticos: tocaban la flauta (literalmente “flauteaban” a los humanos).
Eran el terror de las ninfas a quienes perseguían riéndose de su pavor. (Las ninfas eran delicadas diosas de los bosques que velaban por la suerte de los hombres, sembraban árboles, presidían los casamientos y protegían las cosechas). Las ninfas eran muy buenas, estaban muy buenas, eran seductoras y se las representaba como bellas jóvenes desnudas o ligeramente vestidas.
Tampoco es casual que el “Capa Preta”, sátiro de nuestros días, se dedique a perseguir a las muchachas, en los suburbios de las ciudades aprovechando la oscuridad marginal, donde, generalmente, no llega la iluminada mano del gobierno departamental.
Los “capa preta”, los “sátiros”, son nada más, nada menos, que expresiones del miedo ancestral que nos acompaña desde siempre. Ser perseguidos por monstruos o por la oscuridad es un miedo infantil que tiene sus razones, según Freud y la Psicología.
Si son reales o producto de nuestra imaginación, bueno, cada uno sabrá.
Yo por mi parte, confieso que tampoco creo en las brujas, pero… ¡que las hay, las hay!
Fuentes: 1 “Mitología” por H. Aubert., 2 “Diccionario de la Mitología Mundial” Edaf y 3 “Los mitos griegos” R. Graves.

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