Buena vida

Esa expresión la escuché por primera vez entre los compas de la comunidad libertaria de “Las Brujas”, en Canelones. Era un tierno estudiante de 18 años, desplegando alas en Montevideo, con ojos y oídos bien abiertos, aprehendiendo y en aprendizaje permanente de los seres y las cosas que me rodeaban. El asombro y la curiosidad me orientaban.
Buena vida, decían, como saludo. Pero era algo más que un saludo, lo percibía como un deseo incluido en un proyecto de vida. Una tensión vital.
Una variante de la “buena vida” es la frase utilizada por los “ticos”, costarricenses, que en respuesta al saludo “¿Cómo estás?” utilizan el “Pura vida”, equivalente a “muy bien”, aunque hay que subrayar que los habitantes de ese país centroamericano le dan una interpretación más amplia.
El “pura vida” simboliza para los costarricenses la simplicidad del buen vivir, el apego a la humildad, abundancia, exuberancia, bienestar, alegría, paz, satisfacción, conformidad, felicidad y el optimismo, asociados al arte de apreciar la postura en lo sencillo y natural, el arte del buen vivir.
Pude reconocer la frase dicha por un guía turístico “tico” que vino a dar una serie de capacitaciones en el área de turismo ambiental para futuros guías de la región de Tranqueras y valle del Lunarejo. Con apoyo del gobierno nacional y la cooperación internacional, la dirección de turismo de Enrique Puentes y la gestión del proyecto llevado a cabo por mi querido amigo Raúl Sarasola, pude aportar lo mío desde la expresión corporal y el teatro.
La “Pura vida”, la “buena vida”, me han acompañado.
En el Diccionario de la Real Academia Española 1992, en el artículo VIDA, acepción 19, dice: “Fig. Cualquier cosa que origina suma complacencia”. Y concluye: “La pura vida sería, pues, el pleno bienestar, la máxima satisfacción, la pura complacencia…”.
Y recuerda que no debe olvidarse el antiguo refrán castellano castizo: “Mientras dura, vida y dulzura”.
Buena vida o pura vida, es mi deseo para esta navidad y fin de año e inicio del que asoma. Agradecido al espacio que se me ha otorgado por Maruja y Juan. Seguiremos desde esta columna aportando información y formación, crónica y reflexión para nuestros lectores fronterizos de diario Norte.
Lo dicho y deseado: ¡Buena vida!

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